miércoles, 22 de febrero de 2012

Antecedentes históricos


Las circunstancias históricas que ocasionaron la guerra, respondían a problemas no resueltos en la sociedad española:

-Las reformas del gobierno del Frente Popular y el intento de revolución para colectivizar la propiedad industrial y agraria como Rusia.
 -Una economía atrasada, incapaz de satisfacer las necesidades del pueblo.
-Una oligarquía terrateniente sólo preocupada por sus beneficios e incapaz de los cambios más elementales.
-Una estructura social con abismales diferencias entre pobres y ricos, unas clases bajas en continuo crecimiento, una clase media insuficiente para servir de elemento equilibrador.
-La polarización de la sociedad en dos bandos: la derecha y la izquierda entre las que existía una fuerte tensión.
-La existencia de milicias armadas de los partidos o sindicatos (tanto FE como UGT tenían grupos armados). Se producen varios enfrentamientos y atentados. Entre 1935 y 1936 hubo hasta 200 atentados, bastantes pero menos que durante el año 1921.
-La chispa del proceso fue el doble asesinato del teniente Castillo y de Calvo Sotelo (en venganza por el asesinato anterior).

El detonante: La insurrección del 18 de Julio


La oposición de los sectores conservadores a la Segunda República se tradujo en una accion golpista que se inició el 17 de Julio de 1936. Entre el 18 y 19 de Julio la mayoría de las guarniciones militares se unieron al golpe junto a sectores civiles de falanjistas y carlistas. El Gobierno de la República tardó en reaccionar. El 18 de Julio, José Guiral decidió entregar armas a los sindicatos y los partidos del Frente Popular.

La sublevación triunfó en toda la España interior, en Galicia y Andalucía en la zona del Guadalquivir. El alzamiento fracasó donde las fuerzas obreras y la izquierda tenían mayor peso.

Pretendía ser una operación rápida de pocos días, pero la evidencia de que el golpe no había triunfado originó la división del país en dos bandos.

Desarrollo: El avance hacia Madrid (julio-noviembre 1936)


 

Después de cruzar el estrecho, en julio de 1936, las tropas de África, los legionarios y regulares al mando del coronel Yagüe, tenían como objetivo principal el avance hacia Madrid para tomar la capital.

 Coronel Yagüe

En agosto, tomaron Badajoz y consiguieron enlazar en una estrecha franja con la zona del Norte. En septiembre Franco decidió desviarse para ocupar Toledo y poner fin al cerco del Alcázar y a finales de octubre se hallaba ya en las puertas de Madrid.

 Alcázar de Toledo durante la Guerra

El 29 de octubre se decretó la movilización general para salvar la capital. Fortificaron los accesos y el interior de la ciudad. El 6 de noviembre, el gobierno republicano se trasladó a Valencia, dejando Madrid en manos de una junta presidida por el general Miaja, mientras la estrategia de la defensa de la ciudad, al entonces comandante Rojo. Pese a las incursiones aéreas, Madrid resistió el ataque frontal, gracias a la llegada de las primeras Brigadas Internacionales, de los carros de combate rusos y de una columna anarcosindicalista procedente de Barcelona, al mando de Buenaventura Durruti.

 Buenaventura Durruti

La resistencia de Madrid (noviembre-diciembre de 1936) concluyó la llamada guerra de columnas o fase miliciana, en la que las tropas republicanas estaban compuestas principalmente por columnas de milicias integradas por voluntarios de partidos y sindicatos.



Desarrollo: Las batallas en torno a Madrid (diciembre de 1936-marzo 1937)


Fracasado el intento de entrar en la capital, se emprendió dos maniobras envolventes para aislar Madrid, básicamente con el fin de cortar sus comunicaciones con Valencia. Una de ellas produjo la batalla de Jarama (febrero de 1937), en la que los nacionales cruzaron el río, pero fueron detenidos por los republicanos  y no consiguieron su objetivo de aislar la ciudad. En la batalla de Guadalajara, en el mes de marzo de 1937, las tropas fascistas italianas aliadas de Franco sufrieron una derrota por el Ejército Popular de la República. Fue la primera victoria republicana de gran resonancia.
Esta segunda fase de la guerra estuvo caracterizada por la regularización de ambos ejércitos, especialmente el republicano, con la creación del nuevo Ejército Popular de la República y la militarización o disolución de buena parte de las milicias. Por su lado, Franco militarizó también sus cuerpos de voluntarios (requetés, falangistas…).

Desarrollo: La ocupación del Norte (abril-octubre 1937)


Ante las dificultades para tomar Madrid, Franco decidió abandonar el ataque a la capital y concentrar los esfuerzos en la zona Norte. Una estrecha franja que abarcaba Asturias, Cantabria y el País Vasco había quedado en manos republicana, pero aislada del resto de la Península. Los nacionales controlaban Navarra desde el principio, y en agosto de 1936 ya habían tomado San Sebastián, pero el grueso de un territorio fundamental por sus recursos mineros, siderúrgicos e industriales se mantenía, a principios de 1937, en manos de la República.
Los combates principales se produjeron entre abril y octubre de 1937. Los nacionales, al mando del general Mola, desencadenaron un ataque hacia Vizcaya en los últimos días de marzo. El 26 de abril, la ciudad vasca de Guernica era bombardeada por la aviación nazi. Pablo Picasso hizo un cuadro al que llamó Guernica.

 Guernica de Pablo Picasso

Bilbao fue ocupada el 19 de junio gracias a la superioridad en medios, armamento y aviación de los nacionales.
La República, para aliviar la presión militar en el Norte, desencadenó en julio el ataque a Brunete, cerca de Madrid, y más tarde a Belchite, junto a Zaragoza, pero no consiguió evitar que las tropas de Franco entrasen en Agosto en Santander y, dos meses después, en Asturias. Estas grandes derrotas de los republicanos supusieron que una zona de primera importancia económica pasase a manos de los nacionales. Asimismo, miles de personas huyeron de la región ha zonas en manos de la República.

Desarrollo: El avance hacia el Mediterráneo (noviembre 1937 – junio 1938)


A finales de 1937, los mandos republicanos todavía confiaban en la posibilidad de ganar la guerra. Para ello, intentaron una serie de reformas en el ejército: se le dotó de mandos profesionales, se integraron los cuadros procedentes de las milicias (Modesto, Líster, el Campesino…) y de las Brigadas Internacionales (Brigadas Mixtas) y se colocó a su frente a un destacado general, Vicente Rojo, el defensor de Madrid. 

Juan Modesto y Enrique Líster




El nuevo ejército republicano desencadenó diversas ofensivas, la más importante de las cuales tuvo lugar en Teruel, donde tuvo lugar una gran batalla durante el invierno de 1937-1938, que llevó a la ocupación republicana de la ciudad.
Pero en el mes de febrero de 1938, el ejército de Franco volvió a ocupar Teruel, y aprovechando el desgaste sufrido por las tropas republicanas en la defensa de la ciudad, desencadenó la campaña de Aragón, atravesando el Maestrazgo  y llegando al Mediterráneo por Vinaroz (Castellón), en el mes de abril. El territorio republicano quedó dividido en dos zonas, una de las cuales era Cataluña, aislada del resto. Franco optó por continuar la ofensiva hacia el Sur, manteniendo fuertes combates en Castellón y Valencia, y extendiéndose, poco a poco, hacia Lérida y el sur de Tarragona.

Desarrollo: La batalla del Ebro y la ocupación de Cataluña (julio 1938 – febrero 1939)


El avance de las tropas nacionales quedó detenido cuando el ejército republicano, tras recibir nuevo armamento, reorganizó desde Cataluña sus unidades y desencadenó un poderoso ataque sobre el río Ebro en la provincia de Tarragona. Las autoridades republicanas eran conscientes de que la situación bélica era ya plenamente desfavorable. Su única esperanza era reconquistar el territorio y volver a unir las dos zonas.
La batalla del Ebro fue uno de los mayores episodios militares de la guerra. Empezó el día 25 de julio de 1938 con un ataque republicano que cruzó el río Ebro entre Benillafet y Mequinenza y conquistó poblaciones como Ascó, Mora de Ebro, Flix… Desde esta región , avanzaron hacia el interior y se hicieron fuertes en la zona de Gandesa, donde lograron resistir unos meses.
Franco envió refuerzos, incluida la aviación alemana e italiana, y consiguió detener el ataque. Luego contraatacó y, a principios de noviembre, los republicanos  tuvieron que replegarse en la otra orilla del río mientras el ejército nacional avanzaba ocupando todo el sur de Tarragona y cruzando el río Ebro por su desembocadura. El 16 de noviembre se dio por acabada la batalla. El 26 de enero el ejército nacional entraba en Barcelona sin resistencia.
Exiliados

Una marea de exiliados avanzaba hacia el Norte. Con la caída de Girona se produjo la huida hacia Francia de miles de refugiados, entre ellos Negrín (jefe de gobierno) y Azaña (presidente).